sábado, abril 15, 2006

THREE... EXTREMES

Durante los últimos años, el cine de terror ha estado languideciendo entre las cada vez más predecibles, ñoñas y salchicheras producciones yanquis y el (anémico) terror europeo, que no sabe si hacer suyas las convenciones usacas (véanse LA MACHINE, EL PACTO DE LOS LOBOS o EN LO PROFUNDO DEL BOSQUE) o liarse la manta a la cabeza y hacer productos pensados por y para frikis recalcitrantes (el enésimo atentado de Tito Jess, las idioteces de Pedro Temboury, los bodrios que quieren ser serie B y no llegan ni a Z de la FANTASTIC FACTORY, el ultragore alemán de Olaf Ittenbach, o el "intelectual" Buttgereit).
Y de repente, el fan descubre el cine de terror oriental. Y ve la luz y se convierte a la nueva fe que predican los realizadores coreanos, hongkoneses o japoneses. Curiosamente, no se da cuenta de que ese "exotismo" que tanto alaba, no es más que la aplicación de los esquemas narrativos del cine estadounidense al gusto de los públicos orientales. Corre raudo buscando esas películas, por compra postal o por Internet; los distribuidores, que no son lerdos, comienzan a buscar a su vez películas que vender y nombres que publicitar en este nuevo mercado.
Gracias a esta nueva tendencia llega a nuestros países una película de episodios que de otro modo jamás hubiere llegado hasta aquí, no sólo porque no la vería ni el Tato, sino porque es más mala que la carne de pescuezo.

THREE... EXTREMES consta de 3 episodios, 3 historias que duran 40 minutos cada una (¿por qué tienen que durar todas lo mismo? No lo sé, pero créanme que dicha imposición perjudica notablemente a los de por sí mediocres episodios): DUMPLINGS, de Fruit Chan (y el nombre es lo menos ridículo de su ¿obra?); CUT, de Park Chan-Wook, y por último, THE BOX, del reputado (entre el gafapastismo) Takashi Miike.

DUMPLIGS, de Fruit Chan, quiere erigirse en sátira acerca de la obsesión por la juventud que domina a la sociedad moderna. Una famosa pero ajada actriz de televisión va a visitar a una bruja/abortista clandestina para recuperar la belleza perdida. ¿El método? Los "dumplings" (una especie de raviolis de harina de arroz) rellenos con carne de "fetos abortados" (sic). Aquí se acaba la chicha del argumento y el sentido común. Fruit Chan entiende que su "crítica" no puede surtir efecto si no nos muestra primeros planos de fetos en abundancia, y si no embota nuestros sentidos con los crujidos de los "dumplings" al ser masticados. Así transcurren los 40 minutos: feto, crujido, feto, crujido, escena que no aporta nada, feto, crujido, feto & et caetera. Lo que al principio repugna al final provoca bostezos. Y el final, ridículo, invita a exigir la devolución del dinero o a emprender actos vandálicos contra el propio cine. Pero me calmo, y espero que los otros 2 episodios me dejen mejor sabor de boca... Iluso de mí...

CUT, de Park Chan-Wook (¿Lo conocen? Yo tampoco, y ganando que salimos), es una versión gore y cutre de la magistral SLEUTH (LA HUELLA) de Joseph Leo Mankiewickz, con un toque de SAW para darle sabor; 40 minutos de sopor garantizado que ni interesa, ni atrae, ni impresiona. Sólo merece destacarse la labor del actor que encarna al psicópata, cuya asombrosa ductilidad física hace desear que el pobre pudiera lucirse con algo mucho mejor que el papel de típico psicópata desequilibrado que le ha tocado en suerte (todos los psicópatas cinematográficos son logorreicos, gesticulan como si les hubiesen metido una guindilla en el culo, y tienen grandes traumas infantiles).

THE BOX, de Takashi Miike, un director alabadísimo por todos los gafapastosos, reincide en sus ¿estilemas?¿obsesiones?¿ridiculeces?, que son: cuerpos envueltos en bolsas de plástico (VISITOR Q, AUDITION), tiempo lento, planos fijos, vacuidad argumental, actores inexpresivos y, pour epater les burgueoises, un poquito de sexo malsano y sucio, en este caso, incesto y pedofilia, todo en uno. Lo peor no es que el argumento sea previsible en exceso (una escritora de éxito tiene pesadillas en las que rememora la muerte de su hermana gemela, por la que se siente culpable), sino que Miike, convencido de que nos regala una obra de arte, nos tortura con música y planos "artísticos" (toda la parte del circo, aburrida y monótona) durante casi la mitad del capítulo, alargando una historia que podría haberse contado en 15 minutos, y todo para rematarla con un final "sorpresa" que deja tamañitos a los de la saga de "Pesadilla en Elm Street".

En resumen, una auténtica pérdida de tiempo y de dinero. Si quieren invertirlos más sabiamente, compren semillas de lechuga y observen amorosamente cómo crecen los cogollitos. Es mucho más gratificante.

Título alternativo: THREE... BOSTEZES