OPEN GRAVES: ¡Mamá, quiero ser guionista!
Tuve la oportunidad de asistir en primicia al estreno de esta película española en el pasado Festival de Cine Fantástico y de Terror de Estepona, del cual sin duda ya hayan leído abundantes laudos, panegíricos y ditirambos por webs y blogs, por más que a mí me pareció una reunión de amiguetes cutre, chapucera y mal organizada (tal vez hable de ello en otro momento).
¿Qué puedo añadir? Que la película tuvo el honor de abrir el festival, que a tenor de su calidad bien podrían haberlo iniciado con un anuncio de laxantes (igualmente doloroso, pero más breve), y que si esto es el cine de terror que España puede dar, mañana mismo inicio los trámites para hacerme súbdito nepalí.
Pero al meollo.
Ábrese la peli con unos breves planos de algo que se supone que es una cámara de torturas de la Inquisición, alternándose con otros que muestran con todo detalle (y brevemente, que para algo estamos en la era MTV) las torturas que unos monjes infligen a una desdichada bruja (le cortan los pezones, le arrancan las uñas...). Quitando pequeños detalles como que la Inquisición Española era más un instrumento de control y represión política que no de persecución de la brujería; que en la vida real hasta tenía ventanas en sus edificios, en lugar de andar sus miembros de sótano en sótano y tiro porque me toca, cual bodegueros; y que vistan hábítos de guardarropía (que así se parecen a las vestiduras del Santo Oficio como un noruego a un bosquimano) son pequeños detalles sin importancia. Con posterioridad sabremos que la bruja torturada se llama, a la sazón "MAMBA MASAMBA" (e máis trabalhar), y que la torturan por causa de una caja (cuya tapa ostenta una libélula grabada) que un monje se dispone a echar al fuego (un fuego tan raquítico que malamente podría consumir un periódico, y mucho menos la caja en cuestión, de tamaño bastante respetable). El monje (trapense, benedictino o cofrade de Nuestra Señora del Abrigo de Pana, vaya Vd. a saber) se lo piensa mejor y se... la... guarda (la caja, malpensandos), supongo que para que pueda haber película. Fundido a negro y...
¡TÍTULOS DE CRÉDITO! ¡MÚSICA ROCK! ¡ACTORES DESCONOCIDOS! ¡ELIZA DUSHKU! (una secundaria de la triste serie BUFFY, CAZAVAMPIROS)
Se disuelve el fundido y vemos cómo unos pescadores sacan un cuerpo despellejado del agua. Un inspector de policía lo examina. El cuerpo abre los ojos y grita. Fundido a negro (el segundo en menos de un minuto) y...
Se disuelve el fundido y vemos al protagonista: Jason: rubio, surfero y yanqui, con su amigo Tomás (el típico latino ligón, gesticulante y "gracioso") que (parece ser) están disfrutando de unas merecidas vacaciones tras terminar la universidad, y se la pasan surfeando en el Páis Vasco (en alguna escena se reconoce la ermita de San Juan de Gaztelugatxe). Allí ven a una misteriosa y hermosa morena que, según el amiguete del prota, "ha preguntado por él". ¡Misterio, intriga, dolor de barriga!
Esa misma tarde, Jason, Tomás y una de las novias de éste se van a ver un mercadillo de esos donde los perroflautas antisistema te clavan 30 euros por un costroso collar de cuero y conchas. Jason,porque lo ha leído en el guión llevado por una misteriosa fuerza, se mete en una tienda (que no tiene letrero ni mostrador ni ná) donde un mutilado sin piernas (Alex O'Dogherty) le suelta tal discurso anti-yanqui que no parece sino que por error se ha metido enl a sede local de Izquierda Unida. Cuando Jason, lógicamente mosqueado, se dispone a largarse, el inválido (que responde al hispano nombre de "Mardek") ve una libélula posarse en una bombilla y, súbitamente, se disculpa y le regala como muestra de buena voluntad... adivinen... ¡sí, la caja del principio! (la libélula, ¿lo captan?). Jason, que como buen yanqui, debe encontrar muy europeo que primero te culpen hasta de la muerte de Manolete y después te regalen una antigüedad de hace cinco siglos como desagravio, acepta el regalo sin inmutarse (o eso o el actor es un carapalo... ¡oh, wait!)
Se siguen minutos de aburrimiento en los que los tres colegas se toman unos cafés y abren la caja, que resulta que contiene un juego de mesa la mar de coqueto y resultón, con dados, cartas de azar y toda la parafernalia. Así que uno no sabe si a la bruja la mataron por bruja o porque la Inquisición ya se olía que el MONOPOLY era cosa del diablo.
Resumiendo, que esa misma noche se montan una fiesta en la playa con disck-jockey, copas y mujeres fáciles (y sin que ningún ertzaintza pase por allí a pedirles el DNI); Tomás presume de que se está cepillando a dos tías a la vez, aparece "la otra", le hace una mamada porque está enfadada de que siga con "la una" (sí, parece que el guionista quiere que nos creamos lo de la bruja haciendo que la vida cotidiana sea todavía más improbable); como Jason es un chico moderno, sensible y esas cosas se va a estar solo y a meditar sobre lo fugaz de la existencia en este mundo tan banal; aparece la chica misteriosa, le dice que si juegan al teto, y él,
que es tonto, va y lo entiende literalmente, saca el juego, la abre y llaman a sus amiguetes para que jueguen también. Así que de repente ya tenemos la pandilla completa de amigos de la universidad: un norteamericano, un latino genérico, la rubia que es "la una" y que no sabemos de dónde es, un vasco (del que no sabemos que es vasco), otro que no sé si es vasco, pero vive allí; y "la otra", que es una italiana (para mí que eso en vez de la uni era la ONU).
Comienzan a jugar y a coger cartas de azar, las cuales están escritas en verso... en inglés (sí, una bruja española crea un juego de mesa que plagia a JUMANJI y que además tiene versos en inglés, ¡no me digan que no es lógico ni plausible¡). La cuestión es que al que le salga una carta con versos hablando de una muerte horrible y rematada con VAE VICTIS!, se va del juego. Al primero que le toca la china (o la bruja) es al vasco (que no se sabe que es vasco); como ya no pinta nada y jugar y hablar es algo que no son capaces de hacer al mismo tiempo los personajes, lo envían por más cervezas a casa de Tomás, el cual le deja su coche amablemente (sí, lo envían por bebida a donde Cristo perdió las llaves cuando en la playa de al lado se han dejado montado el mini-bar entero).
El vasco (del que no sabemos que es vasco) se hace con las cervezas pero, la naturaleza obliga, siente unas súbitas ganas de mear. En vez de ir al baño en casa de Tomás decide, en un alarde de intrepidez y mala educación, irse a mear al borde de un acantilado que por ahí estaba, de cuyo abismo sólo lo separa un alambre... de espino (supongo que para disuadir a los que tengan tentaciones de robar... ¿el qué?). Mientras dejamos al vasco (del que no sabemos que es vasco) miccionando vascamente muy a su sabor, aparece de nuevo la libélula de antes, que así como quién no quiere la cosa, se lanza contra el vasco del que no sabíamos que era vasco y que todavía estaba terminando de vaciar su vasca vejiga.
Como los vascos tienen genéticamente implantado el sentido-araña de Spiderman, oye cómo se le echa encima la libélula, a lo que reacciona con pánico extremo (y por lo que podemos colegir, dejándose la chorra fuera), como si en vez de un insecto se le echase encima Falete hasta las cejas de Viagra. Retrocede, se cae por el barranco, y consigue agarrarse al alambre de espino (¡auch!). A continuación tenemos un bochornoso intento de crear suspense mediante un montaje paralelo en el que vemos: a) al vasco (que no sabemos que es vasco) deslizándose por el alambre; b) sus amigos jugando; a) al vasco deslizándose y pidiendo socorro; b) sus amigos jugando; a) al vasco pidiendo socorro y deslizándose, b) sus amigos jugando; etc... como si no supiéramos que es carne de cañón (como en esta película no hay negros, asiáticos ni chicanos, se ve que los euskaldunes hacen el papel de minoría étnica prescindible). Finalmente cae, muere y unos cangrejos devoran su cadáver (con lo cual se las arreglan para plagiar de una tacada EL MÁS ALLÁ, LA NOCHE DE LAS GAVIOTAS y DESTINO FINAL, difícil proeza, en verdad). Mientras, sus amigos juegan y a todos les va tocando más tarde o más temprano una cartita de VAE VICTIS... pero interrumpen la partida, cuando sólo quedan dos jugando, porque se caen de sueño.
Al día siguiente, el policía aquel del principio aparece para decirles que su amigo ha muerto, que parece un accidente, y que blablabla (es decir, que en el País Vasco los cangrejos antropófagos forman parte de la fauna autóctona). Todos acuden al entierro y... ¡por fin sabemos que es vasco!, porque vemos la lápida con el nombre completo del fallecido y sus dos apellidos... vascos.
Pero al meollo.
Ábrese la peli con unos breves planos de algo que se supone que es una cámara de torturas de la Inquisición, alternándose con otros que muestran con todo detalle (y brevemente, que para algo estamos en la era MTV) las torturas que unos monjes infligen a una desdichada bruja (le cortan los pezones, le arrancan las uñas...). Quitando pequeños detalles como que la Inquisición Española era más un instrumento de control y represión política que no de persecución de la brujería; que en la vida real hasta tenía ventanas en sus edificios, en lugar de andar sus miembros de sótano en sótano y tiro porque me toca, cual bodegueros; y que vistan hábítos de guardarropía (que así se parecen a las vestiduras del Santo Oficio como un noruego a un bosquimano) son pequeños detalles sin importancia. Con posterioridad sabremos que la bruja torturada se llama, a la sazón "MAMBA MASAMBA" (e máis trabalhar), y que la torturan por causa de una caja (cuya tapa ostenta una libélula grabada) que un monje se dispone a echar al fuego (un fuego tan raquítico que malamente podría consumir un periódico, y mucho menos la caja en cuestión, de tamaño bastante respetable). El monje (trapense, benedictino o cofrade de Nuestra Señora del Abrigo de Pana, vaya Vd. a saber) se lo piensa mejor y se... la... guarda (la caja, malpensandos), supongo que para que pueda haber película. Fundido a negro y...
¡TÍTULOS DE CRÉDITO! ¡MÚSICA ROCK! ¡ACTORES DESCONOCIDOS! ¡ELIZA DUSHKU! (una secundaria de la triste serie BUFFY, CAZAVAMPIROS)
Se disuelve el fundido y vemos cómo unos pescadores sacan un cuerpo despellejado del agua. Un inspector de policía lo examina. El cuerpo abre los ojos y grita. Fundido a negro (el segundo en menos de un minuto) y...
Se disuelve el fundido y vemos al protagonista: Jason: rubio, surfero y yanqui, con su amigo Tomás (el típico latino ligón, gesticulante y "gracioso") que (parece ser) están disfrutando de unas merecidas vacaciones tras terminar la universidad, y se la pasan surfeando en el Páis Vasco (en alguna escena se reconoce la ermita de San Juan de Gaztelugatxe). Allí ven a una misteriosa y hermosa morena que, según el amiguete del prota, "ha preguntado por él". ¡Misterio, intriga, dolor de barriga!
Esa misma tarde, Jason, Tomás y una de las novias de éste se van a ver un mercadillo de esos donde los perroflautas antisistema te clavan 30 euros por un costroso collar de cuero y conchas. Jason,
Se siguen minutos de aburrimiento en los que los tres colegas se toman unos cafés y abren la caja, que resulta que contiene un juego de mesa la mar de coqueto y resultón, con dados, cartas de azar y toda la parafernalia. Así que uno no sabe si a la bruja la mataron por bruja o porque la Inquisición ya se olía que el MONOPOLY era cosa del diablo.
Resumiendo, que esa misma noche se montan una fiesta en la playa con disck-jockey, copas y mujeres fáciles (y sin que ningún ertzaintza pase por allí a pedirles el DNI); Tomás presume de que se está cepillando a dos tías a la vez, aparece "la otra", le hace una mamada porque está enfadada de que siga con "la una" (sí, parece que el guionista quiere que nos creamos lo de la bruja haciendo que la vida cotidiana sea todavía más improbable); como Jason es un chico moderno, sensible y esas cosas se va a estar solo y a meditar sobre lo fugaz de la existencia en este mundo tan banal; aparece la chica misteriosa, le dice que si juegan al teto, y él,
que es tonto, va y lo entiende literalmente, saca el juego, la abre y llaman a sus amiguetes para que jueguen también. Así que de repente ya tenemos la pandilla completa de amigos de la universidad: un norteamericano, un latino genérico, la rubia que es "la una" y que no sabemos de dónde es, un vasco (del que no sabemos que es vasco), otro que no sé si es vasco, pero vive allí; y "la otra", que es una italiana (para mí que eso en vez de la uni era la ONU).
Comienzan a jugar y a coger cartas de azar, las cuales están escritas en verso... en inglés (sí, una bruja española crea un juego de mesa que plagia a JUMANJI y que además tiene versos en inglés, ¡no me digan que no es lógico ni plausible¡). La cuestión es que al que le salga una carta con versos hablando de una muerte horrible y rematada con VAE VICTIS!, se va del juego. Al primero que le toca la china (o la bruja) es al vasco (que no se sabe que es vasco); como ya no pinta nada y jugar y hablar es algo que no son capaces de hacer al mismo tiempo los personajes, lo envían por más cervezas a casa de Tomás, el cual le deja su coche amablemente (sí, lo envían por bebida a donde Cristo perdió las llaves cuando en la playa de al lado se han dejado montado el mini-bar entero).
El vasco (del que no sabemos que es vasco) se hace con las cervezas pero, la naturaleza obliga, siente unas súbitas ganas de mear. En vez de ir al baño en casa de Tomás decide, en un alarde de intrepidez y mala educación, irse a mear al borde de un acantilado que por ahí estaba, de cuyo abismo sólo lo separa un alambre... de espino (supongo que para disuadir a los que tengan tentaciones de robar... ¿el qué?). Mientras dejamos al vasco (del que no sabemos que es vasco) miccionando vascamente muy a su sabor, aparece de nuevo la libélula de antes, que así como quién no quiere la cosa, se lanza contra el vasco del que no sabíamos que era vasco y que todavía estaba terminando de vaciar su vasca vejiga.
Como los vascos tienen genéticamente implantado el sentido-araña de Spiderman, oye cómo se le echa encima la libélula, a lo que reacciona con pánico extremo (y por lo que podemos colegir, dejándose la chorra fuera), como si en vez de un insecto se le echase encima Falete hasta las cejas de Viagra. Retrocede, se cae por el barranco, y consigue agarrarse al alambre de espino (¡auch!). A continuación tenemos un bochornoso intento de crear suspense mediante un montaje paralelo en el que vemos: a) al vasco (que no sabemos que es vasco) deslizándose por el alambre; b) sus amigos jugando; a) al vasco deslizándose y pidiendo socorro; b) sus amigos jugando; a) al vasco pidiendo socorro y deslizándose, b) sus amigos jugando; etc... como si no supiéramos que es carne de cañón (como en esta película no hay negros, asiáticos ni chicanos, se ve que los euskaldunes hacen el papel de minoría étnica prescindible). Finalmente cae, muere y unos cangrejos devoran su cadáver (con lo cual se las arreglan para plagiar de una tacada EL MÁS ALLÁ, LA NOCHE DE LAS GAVIOTAS y DESTINO FINAL, difícil proeza, en verdad). Mientras, sus amigos juegan y a todos les va tocando más tarde o más temprano una cartita de VAE VICTIS... pero interrumpen la partida, cuando sólo quedan dos jugando, porque se caen de sueño.
Al día siguiente, el policía aquel del principio aparece para decirles que su amigo ha muerto, que parece un accidente, y que blablabla (es decir, que en el País Vasco los cangrejos antropófagos forman parte de la fauna autóctona). Todos acuden al entierro y... ¡por fin sabemos que es vasco!, porque vemos la lápida con el nombre completo del fallecido y sus dos apellidos... vascos.
Como los personajes son así tirando a limitados (intelectualmente hablando), son incapaces de conectar los versos de la carta con la muerte de su amigo. ¡Claro, como no se limitaba a poner "Te meterás una hostia y los cangrejos te cenarán. Jódete." sino que lo hace en verso, pues la cosa está difícil! Abrumados por el dolor, Tomás y su novia "la una" se van al aserradero donde trabaja el otro amiguete que es de la zona (y del que creo que ni nombre tiene) para que el primero le saque fotos a su churri en poses insinuantes (sí, Tomás es un fotógrafo profesional aunque luego sus fotos sean penosas, y además no hay nada mejor después de un funeral que irse a sacar fotos a tu novia en bikini). El público se aburre durante cinco minutos y la sesión fotográfica termina.
Cuando vuelven al coche Tomás recuerda que se ha olvidado algo, y el amiguete sin nombre se ofrece a recogerlo él y llevárselo más tarde... con lo que se queda sólo en un aserradero, que es un sitio con muchas cosas que hacen pupa. Cuando vuelve, las sierras se ponen en marcha, las máquinas se mueven y... ¡no pasa nada! Por si la película ya tenía poca lógica, el guionista ya lo echa todo a la venta de la Zarza, pone sus pies en alto y decide que, de ahora en adelante, todo vale y nada importa. De repente dos serpientes (CGI's que avergonzarían a un MSX) aparecen ¡VOLANDO! de la nada, y muerden al desdichado por doquier. Se pone rosa, malva, morao de tanto sufríh y expira.
Se llevan al cadáver a la morgue, aparece el policía, le echa un vistazo y asegura "Eso son picaduras de mamba negra". Yo no sé qué pasa en la ficción, que llega House, te mira y te detecta un lupus, y llega un policía, te mira y te dice qué bicho te picó, cuándo, la alineación del Rayo Vallecano y la receta de la tarta de queso de su abuela. La forense, en vez de mandarlo a paseo, sólo le dice que la mamba es un bicho que vive como a tomar por saco a mano izquierda, pero que si él lo dice, que sí, que un tío ha muerto envenedado por una mamba negra en Euskadi, y que de paso se ahorra hacer autopsia que siempre es un coñazo.
La siguiente víctima es "la una" que de repente se vuelve vieja y fea y decrépita (según la carta que le tocó, eso significa "que se la llevará su lado oscuro", lo cual viene a demostrar que las cartas son como las Centurias de Nostradamus, que significan una cosa y la contraria). Su novio se lo toma un poco a mal, que eso de acostarse con una mozuela y levantarse con una vieja no le ha pasado ni a Dinio, así que deciden buscar... ¡en Internet! información sobre la bruja y su juego.
Gracias a Dios, en vez de Google en la película existe un buscador llamado "Ulysses" que es la leche en verso, porque le teclean "Mamba Masamba" (e máis trabalhar) y ya en el primer enlace le viene completa la historia de la bruja, del juego, de por qué ella era rebelde (porque el mundo la hizo así), expansiones oficiales, spin-offs y otras zarandajas. Los personajes, que tienen la decencia de leerlo en alto para que los espectadores nos enteremos de todo y el guionista se ahorre el escribir una buena historia, nos informan de que el juego le concede su deseo más preciado al ganador, y de paso le da matarile a todos los que pierden la partida.
Mientras de esto se enteran, la italiana decide poner pies en polvorosa; se mete en su coche, mete la quinta y se larga echando chispas para su tierra, al tiempo que coge el móvil, llama a su madre y, entre lágrimas, le dice que vuelve a casa... en coche (de Bilbao a la frontera franco-italiana, 1000 kms de nada). Como está llamando por teléfono, no ve cómo un camión cargado de gasolina se le echa encima; ambos se estrellan, caen unos cables eléctricos por ahí, se derrama la gasolina, todos arden y ella muere atrozmente. (DGT INFORMA! CONDUCTOR: SI HABLA POR EL MÓVIL, LE CAERÁ ENCIMA UNA MALDICIÓN DE CUATRO SIGLOS Y MORIRÁ DE MUERTE CRUEL!)
Ya sólo quedan Jason, Tomás y la misteriosa chica del principio (a todo esto, Erica es su nombre). Como ya empiezan a estar enfadadillos, se van a la tienda polvorienta del principio, que sigue polvorienta, pero esta vez sin nadie. Preguntan en el pueblo por el nombre del dueño y su dirección, se la dan, y van con un bate a partirlelas piernas... alguna parte del cuerpo si no les da la información que desean. Allí se lo encuentran... ya perneado y feliz, pero con un buen par de palos lo llevan de nuevo por el buen camino, y éste les confiesa que para que el deseo se cumpla, no llega con completar el juego, sino que además se lo tienen que pasar a otra persona, y que el cuerpo despellejado del principio era el de su hermano, que también jugó (aunque de ese cuerpo ni Jason, ni Tomás ni Erica han tenido la menor noticia en lo que llevamos de película).
Liando más la cosa, el detective aparece de improviso en casa de Tomás (la cual lo mismo está perdida en medio de ninguna parte, que al lado de todo el mundo, según le convenga al guión), exigiéndoles que le entreguen el juego (el por qué, nunca queda claro). ¡Para ser un juego misterioso del que nadie sabía nada, al final resulta ser más conocido que el mus!
Cuando vuelven al coche Tomás recuerda que se ha olvidado algo, y el amiguete sin nombre se ofrece a recogerlo él y llevárselo más tarde... con lo que se queda sólo en un aserradero, que es un sitio con muchas cosas que hacen pupa. Cuando vuelve, las sierras se ponen en marcha, las máquinas se mueven y... ¡no pasa nada! Por si la película ya tenía poca lógica, el guionista ya lo echa todo a la venta de la Zarza, pone sus pies en alto y decide que, de ahora en adelante, todo vale y nada importa. De repente dos serpientes (CGI's que avergonzarían a un MSX) aparecen ¡VOLANDO! de la nada, y muerden al desdichado por doquier. Se pone rosa, malva, morao de tanto sufríh y expira.
Se llevan al cadáver a la morgue, aparece el policía, le echa un vistazo y asegura "Eso son picaduras de mamba negra". Yo no sé qué pasa en la ficción, que llega House, te mira y te detecta un lupus, y llega un policía, te mira y te dice qué bicho te picó, cuándo, la alineación del Rayo Vallecano y la receta de la tarta de queso de su abuela. La forense, en vez de mandarlo a paseo, sólo le dice que la mamba es un bicho que vive como a tomar por saco a mano izquierda, pero que si él lo dice, que sí, que un tío ha muerto envenedado por una mamba negra en Euskadi, y que de paso se ahorra hacer autopsia que siempre es un coñazo.
La siguiente víctima es "la una" que de repente se vuelve vieja y fea y decrépita (según la carta que le tocó, eso significa "que se la llevará su lado oscuro", lo cual viene a demostrar que las cartas son como las Centurias de Nostradamus, que significan una cosa y la contraria). Su novio se lo toma un poco a mal, que eso de acostarse con una mozuela y levantarse con una vieja no le ha pasado ni a Dinio, así que deciden buscar... ¡en Internet! información sobre la bruja y su juego.
Gracias a Dios, en vez de Google en la película existe un buscador llamado "Ulysses" que es la leche en verso, porque le teclean "Mamba Masamba" (e máis trabalhar) y ya en el primer enlace le viene completa la historia de la bruja, del juego, de por qué ella era rebelde (porque el mundo la hizo así), expansiones oficiales, spin-offs y otras zarandajas. Los personajes, que tienen la decencia de leerlo en alto para que los espectadores nos enteremos de todo y el guionista se ahorre el escribir una buena historia, nos informan de que el juego le concede su deseo más preciado al ganador, y de paso le da matarile a todos los que pierden la partida.
Mientras de esto se enteran, la italiana decide poner pies en polvorosa; se mete en su coche, mete la quinta y se larga echando chispas para su tierra, al tiempo que coge el móvil, llama a su madre y, entre lágrimas, le dice que vuelve a casa... en coche (de Bilbao a la frontera franco-italiana, 1000 kms de nada). Como está llamando por teléfono, no ve cómo un camión cargado de gasolina se le echa encima; ambos se estrellan, caen unos cables eléctricos por ahí, se derrama la gasolina, todos arden y ella muere atrozmente. (DGT INFORMA! CONDUCTOR: SI HABLA POR EL MÓVIL, LE CAERÁ ENCIMA UNA MALDICIÓN DE CUATRO SIGLOS Y MORIRÁ DE MUERTE CRUEL!)
Ya sólo quedan Jason, Tomás y la misteriosa chica del principio (a todo esto, Erica es su nombre). Como ya empiezan a estar enfadadillos, se van a la tienda polvorienta del principio, que sigue polvorienta, pero esta vez sin nadie. Preguntan en el pueblo por el nombre del dueño y su dirección, se la dan, y van con un bate a partirle
Liando más la cosa, el detective aparece de improviso en casa de Tomás (la cual lo mismo está perdida en medio de ninguna parte, que al lado de todo el mundo, según le convenga al guión), exigiéndoles que le entreguen el juego (el por qué, nunca queda claro). ¡Para ser un juego misterioso del que nadie sabía nada, al final resulta ser más conocido que el mus!
El detective se lleva a Tomás secuestrado, con la amenaza de que, o le dan el juego antes de una determinada hora, o se lo carga inmisericordemente. ¿Y qué hacen Erica y Jason? Pues jugar como locos a ver si acaban la partida antes de que expire el plazo (y si no, lo siento Tomás... total, ibas a palmar de todas todas, que te lo decía la carta). De hecho, Tomás muere al enzarzarse en una pelea con el detective.
Juegan un rato, Jason llega al final y tiene que enfrentarse a una variante del clásico enigma de los dos guardianes, sólo que esta vez en vez de guardas son las dos cabezas de serpiente que coronan el juego... con el pequeño fallo de que esas cabezas NO HABLAN (con lo cual la solución al enigma es imposible). De todas maneras, Jason acierta porqueel guión lo quiere es muy listo, y formula su deseo.
No pasa nada.
Ahora aparece el nuevo bochorno. Erica deduce que para que el deseo se cumpla, no sólo tiene que haber ganado la partida, sino que además tienen que morir todos los demás participantes... ¡pero a ella no le ha salido ninguna carta de muerte! ¿De dónde demonios se sacan ahora esa regla ridícula? Claro, si no, no hay ethos ni pathos, ni momento supuestamente dramático, pero al menos se agradecería que el guionista hubiese tenido la decencia de no sacarse reglas nuevas del culo cuando le viene en gana.
Por hacerlo breve: ella quiere sacrificarse, él no quiere que se sacrifique, se miran, se desean, se besan, se van a la cama, consuman el ayuntamiento carnal y, mientras él duerme, ella se va a la playa y se suicida ahogándose.
Jason se despierta, grita su nombre, corre a la playa, llora, y esas cosas. En ese momento aparece el detective (que ya estaba aburrido de esperar a que le entreguen la cajita de las narices) y la exige por las malas. Jason, que sabe que ha ganado el juego, que ya no queda nadie vivo, y que para que se cumpla su deseo sólo tiene que dársela a otro... ¡se niega! ¡Pero vamos a ver, alma de cántaro, que te están poniendo la ocasión a huevo! Pero nada, se ve que sus antepasados también eran vascos, porque a terco no le gana nadie al chavalín. Hay una pelea con el previsible resultado de que el policia muere por su propia arma.
¡Súbitamente, el mar se enciende con una luz misteriosa! Para cachondeo del personal, la propia Mamba Masamba (e máis trabalhar) surge de las aguas (¿por qué de las aguas? ¡Ah, misterio!), con unas alas de libélula tan ridículas que parece la versión XXL de la Campanilla de Peter Pan; de hecho todo el cuerpo es un CGI ridículo al que le superponen la cabeza de... ¡Eliza Dushku! ¡Sí, amigos, no sólo el juego se cumple cuando por fin muere EL QUE NO ESTABA JUGANDO AL JUEGO, sino que además Mamba Masamba y Erica tienen la misma cara! (porque en ningún momento se ha insinuado que fuesen la misma persona, ni nada por el estilo, y de serlo tampoco tendría sentido el argumento). Ella le promete el oro y el moro, pero Jason, noble como él sólo, pide "Volver a una semana antes".
Juegan un rato, Jason llega al final y tiene que enfrentarse a una variante del clásico enigma de los dos guardianes, sólo que esta vez en vez de guardas son las dos cabezas de serpiente que coronan el juego... con el pequeño fallo de que esas cabezas NO HABLAN (con lo cual la solución al enigma es imposible). De todas maneras, Jason acierta porque
No pasa nada.
Ahora aparece el nuevo bochorno. Erica deduce que para que el deseo se cumpla, no sólo tiene que haber ganado la partida, sino que además tienen que morir todos los demás participantes... ¡pero a ella no le ha salido ninguna carta de muerte! ¿De dónde demonios se sacan ahora esa regla ridícula? Claro, si no, no hay ethos ni pathos, ni momento supuestamente dramático, pero al menos se agradecería que el guionista hubiese tenido la decencia de no sacarse reglas nuevas del culo cuando le viene en gana.
Por hacerlo breve: ella quiere sacrificarse, él no quiere que se sacrifique, se miran, se desean, se besan, se van a la cama, consuman el ayuntamiento carnal y, mientras él duerme, ella se va a la playa y se suicida ahogándose.
Jason se despierta, grita su nombre, corre a la playa, llora, y esas cosas. En ese momento aparece el detective (que ya estaba aburrido de esperar a que le entreguen la cajita de las narices) y la exige por las malas. Jason, que sabe que ha ganado el juego, que ya no queda nadie vivo, y que para que se cumpla su deseo sólo tiene que dársela a otro... ¡se niega! ¡Pero vamos a ver, alma de cántaro, que te están poniendo la ocasión a huevo! Pero nada, se ve que sus antepasados también eran vascos, porque a terco no le gana nadie al chavalín. Hay una pelea con el previsible resultado de que el policia muere por su propia arma.
¡Súbitamente, el mar se enciende con una luz misteriosa! Para cachondeo del personal, la propia Mamba Masamba (e máis trabalhar) surge de las aguas (¿por qué de las aguas? ¡Ah, misterio!), con unas alas de libélula tan ridículas que parece la versión XXL de la Campanilla de Peter Pan; de hecho todo el cuerpo es un CGI ridículo al que le superponen la cabeza de... ¡Eliza Dushku! ¡Sí, amigos, no sólo el juego se cumple cuando por fin muere EL QUE NO ESTABA JUGANDO AL JUEGO, sino que además Mamba Masamba y Erica tienen la misma cara! (porque en ningún momento se ha insinuado que fuesen la misma persona, ni nada por el estilo, y de serlo tampoco tendría sentido el argumento). Ella le promete el oro y el moro, pero Jason, noble como él sólo, pide "Volver a una semana antes".
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Sí, repasemos: se han muerto todos sus amigos, la chica que le gustaba, y casi le mete un tiro un policía desequilibrado. Podría pedir, no sé, que el juego nunca hubiese existido, que todos sus amigos volviesen a estar vivos, o que Sega resucitase la Dreamcast. Pero no, se limita a pedir "volver a una semana antes". La bruja le cumple su deseo y...
¡Oh, sorpresa sorprendente!, volvemos al principio de la película, con Jason y Tomás en la playa. Y por si al espectador no le queda claro, el director nos obsequia con la repetición de las escenas más importantes de la película, durante los últimos... ¡diez minutos! (¿Qué, Álvaro, es que la película no llegaba ni a hora y media de duración?) Fundido a negro y...
¡MÚSICA ROCK! ¡TÍTULOS DE CRÉDITO! ¡ABURRIMIENTO Y ARCADAS!
¡Oh, sorpresa sorprendente!, volvemos al principio de la película, con Jason y Tomás en la playa. Y por si al espectador no le queda claro, el director nos obsequia con la repetición de las escenas más importantes de la película, durante los últimos... ¡diez minutos! (¿Qué, Álvaro, es que la película no llegaba ni a hora y media de duración?) Fundido a negro y...
¡MÚSICA ROCK! ¡TÍTULOS DE CRÉDITO! ¡ABURRIMIENTO Y ARCADAS!
Título alternativo: ¡CLOSE GRAVES! (¡que si no, se nos aparece una peli española!)